sábado, 15 de enero de 2011

Voz invitada

(Reproducimos el artículo de María Cruz Fadul, en torno a las políticas culturales en Venezuela, tomado de la página de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por considerarlo de gran vigencia y como una posible guía para éste sector en México)
(La Cultura para construir y profundizar la ciudadanía.
 (ViceMinisterio de Cultura-CONAC, Venezuela).
Soc. María Cruz Fadul
Directora General del CONAC-Venezuela

… La política cultural precisa de nuevos medios para estimular la creatividad en el campo de la política, de la tecnología, de la industria y el comercio, de la educación, de las artes, y del desarrollo social y comunitario (…) La política cultural incluye también la idea de ofrecer funciones más importantes a los jóvenes, que son portadores de lo que será la cultura en las próximas generaciones, lo que implica un enfoque nuevo y diversificado del patrimonio cultural. Por último, incluye el fomento de una mejor y mayor comprensión de las dimensiones culturales de la gestión del medio ambiente.
La Comisión Mundial de la Cultura y del Desarrollo. UNESCO. 1999
A partir de 1999, el desarrollo del sector cultural venezolano ha experimentado cambios y reformulaciones que están replanteando las políticas y programas de gestión pública en cultura. Estos cambios se expresan por un lado, en la implantación de un nuevo marco legal, a través de la creación de la Ley Orgánica de la Cultura y, por el otro, en la redefinición del sujeto institucional público y su competencia en la estructuración o definición de los modelos de gestión nacional, regional, municipal y parroquial, dentro lo cual, el diseño y formulación del Sistema Nacional de Cultura (SNC) constituye uno de los principales objetivos del actual Viceministerio de Cultura, en el contexto de nuestra Carta Magna Bolivariana, la cual consagra la plena responsabilidad del Estado frente a la cultura como dimensión esencial de la vida en sociedad. De lo que se trata, entonces, es de la construcción de una democracia cultural participativa, sin embargo, los escenarios y tendencias que han predominado en la agenda pública nacional en materia cultural, confluyen en una estructura informal de intereses muy distintos a la articulación orgánica que se requiere para avanzar hacia una recomposición del sector y del país. La razón, entre muchos otros aspectos, se encuentra en el agotamiento del modelo cultural dominante, que interpretó monolíticamente al desarrollo cultural como un proceso de crecimiento institucional y programático para la satisfacción “estandarizada” de las necesidades y "carencias" culturales de algunos sectores de la población.
Es precisamente este hecho el que le ha conferido su particular complejidad al caso venezolano. Los problemas culturales más agudos enmarcados en el desarrollo asimétrico del complejo cultural venezolano, tales como: la excesiva concentración de la inversión cultural en la región capital, el privilegio de un modelo difusionista, el insuficiente apoyo al desarrollo de las industrias culturales, el divorcio entre las estructuras burocráticas de gestión y los creadores, entre otros, se pusieron en evidencia a mediados de la década de los noventa. Respecto a éstos se adoptaron políticas culturales desacertadas, que si bien no produjeron una reducción del gasto cultural, no estuvieron a la altura, de posibilitar un desarrollo cualitativamente distinto como sostén del sistema democrático, que generara cambios en los valores sociales y culturales. Esta situación, de manera sistemática, fue quebrando la conciencia colectiva y el interés por lo nacional, impidiendo la formulación de nuevas estrategias de desarrollo cultural.
En ese sentido, la gestión emprendida desde el Viceministerio de Cultura y el CONAC apunta a un replanteo de los abordajes con que normalmente se ha analizado el Desarrollo Cultural venezolano. Hay demasiados vacíos a los que ellos no contestan, y surgen numerosas interrogantes sin respuestas claras. Urgen, en consecuencia, análisis rigurosos que propicien alternativas de acción efectivamente imaginativas con una visión de transformación a mediano y largo plazo, con miras a la construcción de un proceso de ciudadanía cultural.
En este sentido, la problemática cultural interpela a los actores sociales, económicos y políticos inmiscuidos en el desarrollo del país, al planteamiento de diferentes direcciones que vayan más allá de una simple democratización. Las perspectivas actuales, reclaman discutir las bases culturales de la sociedad venezolana, para alcanzar otro estilo, otro modelo de desarrollo, enmarcado en el paradigma de una Democracia Cultural Plural, Sustantiva, Integral, y Participativa.
La sensibilización política hacia la necesidad de una democracia integral de la sociedad, hace pensar que en los próximos años la participación de lo cultural como protagonista social y económico, así como el diseño de políticas públicas en materia cultural, en sintonía con las necesidades de la población, serán las tareas primordiales para la construcción del nuevo Estado. Al respecto, la misión del ViceMinisterio de Cultura y del CONAC, consiste en activar las energías creativas humanas individuales y colectivas en su sentido más amplio, con el fin de:
1. Democratizar el tejido cultural del país.
2. Modificar la estructura de producción, circulación y consumo cultural.
3. Establecer un modelo de gestión de la oferta de bienes y servicios culturales de consumo colectivo que permita la optimización, tanto del acceso como del uso, de la oferta existente y, su articulación económica con los nuevos procesos de recuperación nacional.
4. Articular los Institutos Autónomos y Fundaciones de Estado a los procesos regionales y municipales de Desarrollo Cultural.
5. Animar la Regionalización, descentralización y desconcentración de la acción cultural.
6. Reordenar la Administración Pública Cultural.
7. Diseñar Políticas Culturales ajustadas a los Planes Nacionales y Regionales de Desarrollo.
8. Fomentar la organización de las Redes Sociales y Culturales.
9. Insertar al CONAC dentro del proceso de modernización y cambio.
10. Impulsar el desarrollo y conceptualización de una nueva Legislación Cultural.
11. Estimular la Participación privada en el desarrollo cultural.
12. Desarrollar procesos permanentes de control de gestión, evaluaciones cualitativas programáticas e institucionales para la asignación de recursos.
Estos son algunos de los retos que estamos asumiendo. Se trata de plantear ¿cuál sujeto histórico será el objeto de la política cultural futura en el país?, lanzando hipótesis nuevas, permitiendo cuestionamientos totales, compensando lagunas. Por supuesto, también debemos encontrar puntos de anclaje, de articulación, sobre los que se puedan construir políticas destinadas tanto al colectivo, como a los propios responsables de la gestión.
En este sentido, la visión actual que estamos construyendo apunta hacia la comprensión de la cultura como una parte central del capital social. De hecho, se evidencia que los países que han sabido apoyarse en ella y potenciarla, han generado a partir de la misma, modelos organizacionales inéditos, conocimientos nuevos, redes de cooperación interna, creación de fuentes directas de empleo y numerosas industrias, entre otros beneficios. Todo ello, se ha traducido en un enriquecimiento de estas sociedades, mejorando su calidad de país y su competitividad. Frente a la agenda de problemas sociales que presenta Venezuela, la cultura recobra un papel trascendente, viene a ser un aliado estratégico para la refundación del país.
De igual modo, la definición de prioridades en la Agenda Pública Nacional, supone la reintegración del tema de la ciudadanía cultural en su plenitud como punto a tratar en la política pública.
A éste ideal se debe la nueva gestión cultural emprendida por el Viceministerio de cultura, es decir, reconsiderar en sus propósitos y ampliar en sus contenidos el vínculo entre la sociedad y sus prioridades culturales. Esto nos obliga a definir una agenda, en la que subyace, como un objetivo primordial, el tema de la Descentralización Cultural y su efecto positivo en una nueva concepción del desarrollo.
De manera que, nuevos enfoques de comparación deberán buscarse en la formulación de un Plan Nacional para el sector, con la finalidad de mejorar la capacidad comprensiva de los procesos, prácticas y sistemas vinculados a la cultura, en cualquiera de sus dimensiones o aspectos. Así mismo, la construcción de este esfuerzo deseable está muy relacionado a los problemas conceptuales y de tipo metodológicos por encontrar nuestro propio camino, lo cual requiere, de innovaciones, ya sean de ruptura o de adaptación.
Esto implica en el plano cultural, varios asuntos claves:
·         El reconocimiento a la unidad compleja y contradictoria del proceso de desarrollo de la cultura en cualquiera de sus dimensiones o aspectos.
·         La legitimación de la cultura como responsabilidad y asunto público del Estado.
·         La necesidad de operacionalizar la interacción dinámica de lo cultural con las restantes dimensiones constitutivas de lo real social.
·         La legitimidad y valor social de las culturas, en sus aspectos positivos y liberadores.
·         El pluralismo y la diversidad cultural.
·         La construcción democrática de una ciudadanía pluralística.
·         Políticas y acciones referidas al fortalecimiento de los procesos y las dinámicas culturales propias de las comunidades, grupos, sectores sociales, y coordenadas histórico-espaciales, con la finalidad de reforzar el carácter histórico y social de los sujetos sociales en su condición de auténticos creadores, portadores y transmisores de valores culturales.
·         La modificación de las prioridades culturales -enmarcadas en una agenda de políticas públicas- en las relaciones Estado-Sociedad Civil, Estado-Sector Privado Empresarial y por supuesto, la dinamización de las prácticas culturales asociadas a un mayor aprecio por la participación, la valoración de la creatividad y la creación como imperativo.
·         Y por último, la revisión de las capacidades institucionales acumuladas de los distintos actores que han estado vinculados a la cultura y su promoción.
Sobre este particular, no basta entonces, contar con mecanismos políticos-administrativos para garantizar una gestión eficaz-eficiente en términos del desarrollo cultural Venezolano. Es imperativo tener una percepción del presente: ¿en dónde estamos? y al igual que una percepción del futuro probable: ¿para dónde vamos? y así de esta forma poder enfrentar el diseño y la construcción de un futuro cultural deseable: ¿hacia dónde queremos ir? y sus respectivas estrategias de desarrollo: ¿hacia dónde podemos ir?. La disponibilidad de estas observaciones nos permitirán, por tanto, esbozar una guía estratégica en la definición de objetivos a mediano y largo plazo así como también la elaboración de políticas culturales innovadoras basadas en los problemas del desarrollo y los posibles comportamientos futuros, posibles y/o deseables.
Al respecto, estas son algunas de las orientaciones políticas prioritarias de la nueva gestión cultural:
1. Educación y Cultura.
Se propone desarrollar en el Sistema Educativo, a través de la acción cultural, esquemas más integrales y complejos de percepción de la realidad.
2. Economía, Cultura y Empleo.
Determinar las acciones estratégicas importantes para que todos los ciudadanos y empresas puedan participar en el desarrollo de las Industrias Culturales, la Artesanía, el Turismo y construcción de nuevas edificaciones culturales y, así aprovechar las oportunidades que éstas ofrecen como factores claves de la economía nacional.
3. Conservación y Creación de Infraestructura Cultural.
Para ayudar a saldar la deuda social y cultural acumulada durante tanto tiempo, esta orientación política se propone realizar una acción integrada que involucra, por una parte un diagnóstico, minucioso y completo, a escala regional y local, de las condiciones culturales, educacionales y físicas existentes; y por la otra, como consecuencia, la construcción, a corto y mediano plazo, en todos los ámbitos populares nacionales, de unas edificaciones, que representan una inversión moderada manteniendo, a su vez, la más alta calidad posible en imagen arquitectónica y en respuesta funcional y ambiental.
4. Preservación, Revitalización y Valoración del Patrimonio.
Esta orientación tiene por misión garantizar las medidas legislativas, técnicas y financieras que posibilitan el rescate, la protección y la socialización del patrimonio histórico y cultural de la nación, vinculado al servicio y a la vida de las comunidades, como organización de los valores que constituyen el acervo de la experiencia colectiva.
5. Regionalización y Descentralización Cultural
Desplegar una política cultural concertada con el sector público y privado y, la comunidad cultural en su sentido más amplio, que tenga como propósito central implementar en todo el territorio venezolano el Sistema Nacional de Cultura, el cual es el conjunto de políticas con sus correspondientes recursos, las estructuras y entes que definen la acción del sector en todo el Territorio Nacional, con miras al diseño del Plan Nacional de Cultura.
6. Cultura y Procesos de Participación Comunitaria.
Estimular procesos conscientes de responsabilidad, de organización y de participación en los asuntos que conciernen y afectan a las comunidades, con la finalidad de propiciar el papel protagónico de éstas en la toma de decisiones.
Ya para concluir, los retos de este siglo que recién se inicia, exigen para Venezuela la impostergable necesidad de profundizar en las transformaciones de su urdimbre cultural, asumiéndola desde la perspectiva política del desarrollo nacional, a partir de nuevas teorizaciones y enfoques. El momento político y social que vive Venezuela, le exige al factor cultural modelar la gran pieza de creación colectiva, superando los modelos anacrónicos de desarrollo con creatividad, conocimiento, innovación, y esencialmente con la pasión y la fuerza generativa que logra redimir y recomponer los cauces de una sociedad fragmentada.
Cartagena, Colombia 2001.

(Artículo tomado de la página http://www.oei.es/cultura2/fadul.htm, de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

miércoles, 12 de enero de 2011

Miradas a lo cultural

Miradas a lo cultural
El promotor cultural, un ser atrapado entre el hacer y el administrar
Lourdes Hernández Quiñones

En las instituciones culturales públicas de México, el promotor cultural está atrapado entre la gestión, la administración, el ser facilitador de esta tarea y el entusiasmo desbordado por lo cultural. Complejo asunto que en ocasiones provoca que este promotor cultural, quien camina al ritmo de los latidos de su corazón, se detenga en su hacer, confundido por las acciones que deben ser su prioridad.
Si bien la nueva gestión cultural exige que ésta se desarrolle de manera profesional y ordenada, considerando los aspectos de planeación y evaluación que son fundamentales en las empresas e instituciones del ámbito privado, también es cierto que la complejidad de las mismas y la falta de consideración, durante largo tiempo, de tales asuntos dificultan estas tareas. Habría que agregar, además, el desencanto que sufren casi de manera constante e inevitable, los promotores culturales ante los abusos de funcionarios del sector cultural, quienes aprovechando sus atribuciones hacen  uso irracional y desmedido de los recursos públicos para beneficio propio. ¿Cómo creer, entonces, en la gestión cultural pública que se dirige a la parte más profunda del ser humano, que son su sensibilidad e inteligencia, cuando sin cuidado alguno se dispendian recursos económicos? ¿Cómo lograr que el promotor cultural no ceda terreno al desencanto y siga persiguiendo la utopía?
Pregunta difícil de responder. Lo cierto, es que la realidad, a pesar de ser negativa y documentar sólo el pesimismo, sigue convocando a hombres y mujeres que están convencidos de que el mundo sólo podrá seguir caminando y sorteando las veredas obscuras, de la mano con la acción cultural, con la educación artística. Lo anterior es posible, pues todo lo cultural parte del sentido de compartir: conocimientos, aprendizajes, creaciones, reflexiones, invenciones, pensamientos, música, movimiento. La cultura mueve los cuerpos, mueve conciencias y sensibilidades y mientras así sea, el mundo no podrá paralizarse ante la sangre y la violencia.
Por ello, el papel del promotor cultural, resulta cada vez de mayor relevancia y sus acciones son cada día más heroicas. Mientras el gestor esté dispuesto a dar la batalla a la corrupción, al desencanto,  al exceso de administración, convencido de que su quehacer es fundamental, el mundo seguirá amaneciendo con un sol rojo y anocheciendo con una luna plateada en la que el conejo brincará para perseguir ideales y alcanzarlos sostenidos de una nube. Por ello, la gestión cultural es el sueño más próximo a la realidad.