lunes, 28 de octubre de 2013

Ventana hacia el Sendero. La cultura en Veracruz, de nuevo sin timón

Lourdes Hernández Quiñones


Octubre ha sido un mes difícil para la cultura en Veracruz. De nueva cuenta, el Instituto Veracruzano de la Cultura ha quedado sin capitán que guíe la embarcación. Desde febrero del año 2012 hasta mediados del mes de octubre del 2013, Alejandro Mariano fue su director. Se dice que por cuestiones de salud ha tenido que abandonar el barco.
Lo cierto es que preocupa la ausencia en la dirección. Si como dicen los rumorólogos, la responsabilidad quedará en Rodolfo Mendoza, bien por la cultura. Rodolfo es un hombre que sabe de estos asuntos. Sin embargo, el IVEC se encuentra en condiciones tales que requiere no sólo de la inteligencia y sensibilidad de un hombre-como sería Rodolfo-sino también del compromiso económico y moral de Gobierno del Estado. De otra manera, el IVEC seguirá sin ver su suerte. Desde la segunda mitad del sexenio anterior, en Veracruz la cultura no ha podido levantar. En parte por su reubicación en la Secretaría de Turismo y Cultura, sitio donde no encuentra su función central, aquella que tiene que ver con la creatividad y la gestión cultural y no una económica, simple productora de divisas.

El IVEC requiere de una inyección de recursos financieros y materiales; de un compromiso político que permita la revisión y replanteamiento de su organización interna. El IVEC camina desde el año 2011 con una subdirección menos-la de Animación y Promoción Cultural-y las áreas que integran a esta institución no han recibido la atención necesaria. Ojalá y pronto podamos conocer quién habrá de dirigir los rumbos del Instituto Veracruzano de la Cultura y que sea una persona con visión cultural de mediano y largo plazo, con espíritu de servicio público y comprometida con este sector para la construcción de la democracia cultural.

domingo, 23 de junio de 2013

La Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Xalapa


Lourdes Hernández Quiñones
Universidad Pedagógica Veracruzana

(Ponencia presentada durante el Coloquio de Investigación “La Gestión Cultural en México. Reflexiones desde lo local”, realizado los días 20 y 21 de junio en la ciudad de Xalapa, Veracruz)


Compartiré con ustedes algunos comentarios y consideraciones en torno a la Feria Nacional del libro Infantil y juvenil que tuve la fortuna de coordinar durante diecisiete años, en la ciudad de Xalapa, y que afortunadamente es un proyecto que sigue vivo en la escena cultural.

I.Prólogo

En el año de 1990, la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en coordinación con diversas instancias estatales dieron inicio al Programa de Fomento a la Lectura Las Cuatro Estaciones del Libro. El nombre de dicho proyecto no era gratuito. Se trataba de desarrollar actividades con cierta regularidad, para promover la lectura al iniciar, cuando menos, cada una de las estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno; la iniciativa contemplaba, fundamentalmente, la realización de ferias del libro en cada una de las entidades  de nuestro país. El Programa de Fomento a la lectura estableció una serie de lemas para dar continuidad a las acciones: “Recibe la primavera con un libro”, “Este verano, vacaciona con un libro”, “En otoño los libros no se deshojan” y “En invierno los libros piden posada”.

El propósito que se perseguía con diversas actividades de fomento a la lectura, entre las que estaban las ferias del libro, era sumarse a la propuesta de la Asamblea General de las Naciones Unidas para desarrollar un Plan que erradicara el analfabetismo en el mundo antes del año dos mil. A trece años de que finalizó el milenio, lamentablemente no se logró el propósito planteado por la ONU: En Veracruz tenemos, todavía, 11.4% de analfabetas del total de su población, es decir, 871 mil 324 de personas que no saben leer no escribir (1); en México existen casi 7 millones (2); y en el mundo, 793 millones (3).

A partir de ese año nacieron varias ferias del libro Infantiles y juveniles. De las  que surgieron hace 24 años, sólo subsisten la de León, Guanajuato, que por cierto ya no lleva el adjetivo de Infantil y Juvenil,  y la de Xalapa, Veracruz; aunque hay que decir que a lo largo de este casi cuarto de siglo, han nacido otras ferias y festivales en torno al libro y la lectura y, lo más importante, numerosas iniciativas para promover la lectura desde instituciones públicas y privadas y desde la sociedad civil.

II:Las primeras páginas
La Feria del Libro Infantil y Juvenil de Xalapa surgió, como ya se dijo, en el año 1990, en un contexto ideal para su desarrollo, bajo la tutela de la Secretaría de Educación y Cultura (en ese entonces, en el estado de Veracruz,  la cultura todavía estaba vinculada con el sector educativo). Dada la estructura de esta dependencia, donde se encontraba la Coordinación estatal de Bibliotecas, el proyecto quedó en la Dirección General de Educación Popular cuyo titular era el Maestro Francisco Alfonso Avilés; y por estar al frente del Departamento de Prensa y Ediciones Pedagógicas, se encomendó a la autora de estas líneas la responsabilidad para coordinar el proyecto naciente, junto con un equipo extraordinario de la Secretaría mencionada y, además, la suma de otras instituciones de gobierno como el Instituto Veracruzano de la Cultura, el Ayuntamiento de Xalapa, la Procuraduría Federal del Consumidor y la Universidad Veracruzana. Todas estas dependencias asumieron como propio el trabajo. Es importante subrayar que en esa época existía en Veracruz y en cada una de las entidades del país, el Comité Sectorial de Educación Pública, Cultura, Recreación y Deporte, COSECRED (4)  organismo que coordinaba las actividades que se desarrollaban en esos rubros. En el caso de Veracruz, dicho comité operaba bien,  permitía sumar esfuerzos,  optimizar presupuestos y  evitaba duplicar acciones. Además, en ese momento las instituciones públicas todavía tenían credibilidad.

Eran momentos para crear, para inventar, para construir cimientos sólidos y sentar precedentes. La oferta cultural que existía en la ciudad de Xalapa en ese momento se limitaba a la de la Universidad Veracruzana; la naciente Secretaría de Educación y Cultura desarrollaba apenas algunas acciones. Sin embargo, existían pocas actividades y el movimiento artístico independiente era todavía incipiente en la escena cultural. La población de la ciudad de Xalapa en el año 1990 era de 288 mil 454 habitantes (5). En ese contexto y bajo el amparo institucional del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y la Secretaría de Educación y Cultura del Gobierno del Estado de Veracruz se inaugura la Primera Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil con el inicio del verano en el Colegio Preparatorio de Xalapa, un histórico y hermoso edificio del siglo XIX.

Durante el primer año de la feria fue muy importante la asesoría de la Dirección General de Publicaciones de CONACULTA, pues los organizadores locales no habíamos tenido una experiencia similar. Así, el programa de actividades se constituyó de acuerdo con el esquema que se seguía para la organización de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, FILIJ: talleres, presentaciones editoriales, conferencias, mesas redondas, ciclo de cine, grupos artísticos y actividades especiales. A partir de la segunda feria los contenidos se definían colectivamente en reuniones a las que asistían los representantes de las diversas instituciones participantes De esta manera, la Feria empezó a reconocerse como un espacio cultural que promovía el encuentro de lo nacional con lo local.

III. Otros rostros, otros quehaceres

Durante 23 años la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil ha pasado por cinco gobernadores, seis Secretarios de Educación y 9 directores del Instituto Veracruzano de la Cultura. La feria ha vivido lo bueno y lo malo que significa estar bajo la tutela de las instituciones públicas.

Hoy presenta un rostro distinto al de 1990; quizás un tanto desgastada, víctima de varios factores, entre los que se encuentra la reducción de su presupuesto, pues se hace sólo con lo destinado por CONACULTA y la aportación del Gobierno del Estado es mínima; asimismo sufre las consecuencias del crecimiento de la ciudad y del aumento en el número de sus habitantes. Sin embargo, los “niños feria” (como se llaman orgullosamente aquellos jóvenes que crecieron con la feria del libro)  hoy son papás que llevan a sus hijos a la feria; y los padres de entonces, se pasean por el recinto acompañados por sus nietos. La Feria es una actividad que pertenece a varias generaciones y, por ello es querida y reconocida por muchos como propia, pues en sus instalaciones se han construido múltiples historias personales y familiares, de la propia ciudad y  del estado. Gracias a la movilización de la población y de los libreros locales, se logró evitar que en el año 2005 la Feria del Libro Infantil y Juvenil se fusionara con la Feria Internacional del Libro Universitario. Por razones desconocidas, el entonces Secretario de Educación y Cultura, consideró que la Feria del Libro Infantil y Juvenil  debía desaparecer. Afortunadamente pudo evitarse lo anterior y ahora Xalapa es una ciudad afortunada pues cuenta con dos ferias del libro en el año, con dos perspectivas diferentes.

IV.Los rostros culturales de Xalapa: consumo y oferta cultural ante el nuevo milenio
La Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil es un proyecto vivo y, por ello, resulta afectada por los contextos locales, nacionales y globales. Las circunstancias que rodearon su nacimiento, en 1990, ya no son las mismas 23 años después. Actualmente, y de acuerdo con las últimas cifras del, INEGI, la población de Xalapa es de  457 mil 928 habitantes, es decir, casi 170 mil habitantes más que cuando inició el proyecto Las cuatro estaciones del libro.

Los que vivimos en esta ciudad hemos visto con preocupación cómo a partir del año 2000, se inicia un proceso de crecimiento desordenado e intenso que ha modificado los hábitos de sus pobladores: nuevas plazas comerciales han suplido a los lugares de reunión habituales como parques y cafés; el centro de la ciudad es cada vez más caótico por la cantidad de vehículos, y las personas prefieren encontrarse en sitios donde haya espacio para estacionar sus coches. Así, parte del consumo cultural se ha reubicado en estos nuevos lugares de encuentro. Por otro lado, las condiciones de inseguridad que privan en muchas de las ciudades del país, se han extendido también a Xalapa y, por ello,  los pobladores han modificado sus hábitos recreativos, alejándose de los espacios públicos para recluirse en zonas privadas donde se sienten más tranquilos.

Xalapa era una ciudad tan segura hace veinte años, que hubo un tiempo en que a la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Xalapa, se le llamó la guardería más grande de la ciudad, pues los padres de familia dejaban a sus hijos en la mañana en la puerta del Colegio Preparatorio, sede de la feria, aun cuando no habían abierto las instalaciones, los recogían a la hora de la comida o los llevaban con su lunch, y por la tarde se encontraban con ellos en el recinto ferial para disfrutar juntos algunas de las actividades. Sucedió alguna mañana que un pequeño de seis años, inquieto ya porque se hacía tarde para irse a la feria, y no quería perder su lugar en los talleres, mientras la mamá se bañaba decidió adelantarse y se fue caminando al recinto ferial. Claro, cuando la mamá salió del baño y no lo encontró se preocupó horriblemente, pero imaginó que Ángel se había ido a la feria, por lo que presurosa se fue a buscarlo a uno de los talleres que más le gustaban y allí lo encontró.

En la última década se han modificado las prácticas y hábitos culturales, así como las formas en que nos apropiamos de los bienes y servicios culturales, esto, como resultado de los cambios en las formas de concebir el tiempo y el espacio, resultado del desarrollo acelerado de las tecnología de la información. En este proceso la sorpresa y la capacidad de asombro han disminuido y, con ello, cada día es más difícil seducir a la población para que acuda a nuestras actividades culturales. ¿Cómo lograr que un niño se sienta atrapado, fascinado por algo, si cotidianamente encuentra esa posibilidad a través del uso de las nuevas tecnologías de la información, si con sólo tener en la mano un celular o una Tablet, puede trasladarse a otros países, a otros planetas?

Hace más de veinte años, el escenario cultural y creativo era habitado por escritores, pintores, músicos, escultores, artesanos, actores, sus obas y producciones. El mundo de la imaginación, el pensamiento y la creatividad nos era compartido por artistas e intelectuales. Ahora, el papel principal en el terreno de la imaginación pareciera estar ocupado sólo por las nuevas tecnologías y aquellos que desarrollan todas sus posibilidades.

En algún momento, la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil construyó su propio espacio que llamó Casa del Cuento, lugar donde se creaban escenografías que representaban escenas de algunos libros para niños, donde también tenían lugar actividades de fomento a la lectura, actuación de cuentacuentos y concursos para los niños. Era, afortunadamente, un espacio muy visitado por niños y niñas acompañados por sus papás, pues era la posibilidad de entrar al espacio poético, a ese lugar de imaginación.Hoy ese espacio ya no existe.

En el año 1995, Fidel, un niño de ocho años, me entregó una carta que como despedida decía: “Quiero que la feria del libro dure todo el año”. Me atrevo a afirmar que por muchos años, la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil logró hacer realidad los sueños de muchos niños, jóvenes y adultos. Apenas en el año 2012, cuando visitaba la feria como público y ya no como coordinadora, se me acercó una mujer que había sido “niña feria” para reclamarme que ahora con sus dos hijos ya no encontraba la oferta cultural que había disfrutado hace quince años.

Si bien el modelo de planeación cultural empírica que se empleó cuando surgió la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil resultó exitoso, ya no es posible continuar con dicho esquema.  Se requiere hacer una revisión y autocrítica de las formas de organizar la acción cultural, en particular la referente a la promoción de la lectura, así como las carencias que se tienen en la gestión cultural en Veracruz para la formación de públicos nuevos. Hay que devolver la mirada hacia el espacio público y aprovechar la información cultural que nos permita tomar mejores decisiones para fortalecer nuestro trabajo de gestión. Por ejemplo, la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales que publicara el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en el año 2010 (6), arroja información muy valiosa para la planeación de actividades culturales a partir de nuestros públicos. Por lo que respecta a la información relativa a la lectura en Veracruz, dicha encuesta arroja datos preocupantes: en cuanto a los libros de esparcimiento leídos, no llega ni siquiera a un libro; 16% compró en el último año, al menos un libro; 22.8% ha leído por lo menos un libro en el año; 51.90 compra sus libros en librerías; 15.74% en tiendas de autoservicio; 8.89% en puestos ambulantes; 8.81, en ferias del libro; 3.54, en puestos de periódicos; 2.99 en tiendas de libros usados o viejos. Cuando se pide a los encuestados que digan dos palabras con las que relacionen la cultura, los resultados son también interesantes: En primer término es la música, y en octavo lugar, los libros.

A partir de este primer diagnóstico del consumo cultural, se podría pensar que urgen más ferias del libro y acciones para promover la lectura. Sin embargo, ¿hasta qué punto estos festivales en torno a la palabra, realmente fomentan el gusto por la lectura y los libros o repiten el esquema comercial de cualquier otro espacio donde se lleva a cabo el proceso de compra y venta?

El escritor Felipe Garrido comentó en alguna ocasión a quien esto escribe que el problema con las ferias del libro era  la cantidad de eventos que buscaban animar la lectura, pues estos operaban en contra de la misma, ya que finalmente se olvidaba lo más importante: que la gente lea por el gusto de leer y no por los adornos en torno a la lectura. En el momento que Garrido me comentó lo anterior, no estuve de acuerdo con él; sin embargo, hoy lo entiendo mejor. Las personas leerán siempre y cuando que los libros signifiquen algo en sus vidas, si no es así debido a que su universo simbólico encuentra sentido en otras manifestaciones, la lectura no tendrá importancia en su andar cotidiano.


¿Cuál es el futuro de la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil a casi 24 años de que iniciara en Xalapa? Es un proyecto con presente que debe renovarse sin olvidar lo que ya ha transitado. Los mejores asesores para definir cómo y por qué camino dirigirse son los jóvenes que hace más de veinte años fueron “niños feria”.  Los organizadores deben partir del hecho de que los niños y los jóvenes de hoy se comunican de otra forma; su lenguaje y la manera de insertarse en el mundo, tiene que ver con las nuevas tecnologías de la información. Los procesos de comunicación y cultura sufren cotidianamente la influencia de la globalización y la repercusión de la inmediatez tecnológica; los ritmos y la atención de los jóvenes están centrados en ello. Habrá que encontrar las herramientas adecuadas para seguir compartiendo la palabra en el marco de nuevos contextos. Ahora Xalapa rebasa el medio millón de habitantes. Hace 23 años se pretendía que al finalizar el siglo veinte, con el apoyo de actividades que fomentaran la lectura, se acabaría con el analfabetismo. Ahora la propuesta se enfoca hacia el libre uso de la internet y a que no existan analfabetas digitales. Otro es el mundo que vivimos. Otra es la historia de la gestión cultural.

jueves, 2 de mayo de 2013

La resignificación del espacio público en la ciudad de Xalapa: la gentrification del mercado del barrio de San José.


Lourdes Hernández Quiñones

Xalapa, la capital del estado de Veracruz era, hasta hace diez años, el sitio ideal para vivir pues no sobrepasaba el medio millón de habitantes. Ubicada a mil 417 metros sobre el nivel del mar; cercana al Puerto de Veracruz, próxima a la ciudad de Puebla y la Ciudad de México, Xalapa tiene presente en su ambiente una humedad constante que hace asomar en los días de invierno la neblina; entonces, las nubes caminan por sus calles y envuelven a los habitantes de la capital del estado de Veracruz, quienes se guardan en sus casas. De allí viene ese carácter del xalapeño, su gusto por las artes, particularmente las letras, la música, la pintura, y un orgullo por su patrimonio cultural.

En ese contexto, y cercana a celebrar los 700 años de su fundación, Xalapa enfrenta ahora los embates de un proyecto modernizador a la par de un crecimiento anárquico y permanente. Es la ciudad con mayor número de vehículos en México- proporcionalmente y de acuerdo con el número de sus habitantes-, y su población alcanza los 900 mil habitantes. Trazada, originalmente, como una ciudad de calles angostas, pues se caracterizó por ser una ciudad comercial, pero no industrial, además de la orografía propia de su ubicación, tiene como una de sus problématicas más urgentes de atender el caos vial, los servicios de agua potable y alcantarillado, los servicios de salud y vivienda. Parece increíble, pero no es extraño en México, en Xalapa no han existido políticas de desarrollo urbano que permitan dar al crecimiento de la ciudad un rostro humano. Sin embargo, dos factores han logrado conciliar la vida en esta ciudad: el desarrollo de la cultura y las artes, y el carácter amable y dispuesto a la conversación del xalapeño. La plática en torno a una taza de café-uno de los productos de esta región-es habitual por las mañanas y las tardes, en muchos de los pequeños comercios que ofrecen esta deliciosa y aromática bebida.

Así, mirando hacia el sur con la esperanza de llegar al mar, y hacia el norte para llegar al altiplano, los habitantes de la ciudad de Xalapa han visto modificaciones en la fisonomía de su ciudad. En ese tenor, las dos recientes administraciones municipales de Xalapa 2007-2010 y 2010-2013, desarrollaron  proyectos con el propósito de “revitalizar el centro histórico de Xalapa, mejorar la calidad de vida y la seguridad ciudadana.”(1)  Estos son la Plaza Gastronómica San José y el Corredor Cultural Carlos Fuentes.

En esta ocasión nos vamos a referir al primero. Se trata de un proyecto de desarrollo  urbano en un espacio público relevante para el imaginario colectivo, por el significado que guarda para los xalapeños del barrio de San José, uno de los cuatro barrios originales de la ciudad capital: Techacapa. El Mercado Alcalde y García ubicado en el Centro Histórico de Xalapa, ha sido un lugar tradicional de comercio; además de ofertar en sus instalaciones, frutas, verduras, tortillas y flores, y contar con pequeñas fondas donde se ofrece comida; paralelamente,  los jueves de cada semana, desde hace más de cincuenta años, se reúnen en su explanada comerciantes y productores que llegan de distintas regiones cercanas a esta ciudad para vender sus productos. En el año 2010 las autoridades municipales decidieron suprimir las bodegas del mercado-argumentaron que era necesario desalojar el centro de tanto vehículo pesado-y transfirieron a los comerciantes, dueños de estas bodegas, a una Central de Abastos ubicada en la periferia de Xalapa. Más tarde se dio a conocer el proyecto de la Plaza Gastronómica San José, que bajo el pretexto de revitalizar ese barrio, planteó ocupar las bodegas que ya no tenían uso con restaurantes y locales de comida de franquicias regionales.
Lo cierto es que en su concepción y desarrollo el proyecto de la Plaza Gastronómica San José otorgó poca importancia a los conceptos de patrimonio cultural, bienes culturales, uso y consumo cultural, y al espacio público como productor de significados. De esta manera su formulación obedeció fundamentalmente a intereses económicos que se encauzaron en un primer momento con la creación de la Plaza Gastronómica-de acuerdo con el término inglés-a la gentrification (García Canclini, Néstor y Rosas mantecón, Ana: 2010) del espacio público, que se entiende como el ennoblecimiento o la sofisticación del mismo. Dos años después-quizás como un contrapeso político y para legitimar la acción municipal-durante la remodelación del mercado Alcalde y García se incluyó a las artes al interior del recinto, en este caso pinturas de gran formato, en los que se retrató a algunos de los locatarios del mercado. En ese sentido, valga la pena retomar lo señalado por Fernando Carrión (2), quien afirma que el espacio público construye identidades bajo la forma de la pertenencia y la función, que muchas veces se da en contradicción. En el barrio de San José,  las identidades de pertenencia serían las correspondientes a los locatarios del mercado, como usuarios del mismo, y las de los habitantes del lugar; y las de función, las de los propietarios de los locales de la Plaza Gastronómica. ¿Hasta qué punto fue posible conciliar ambas identidades, ambos intereses? En este sentido, se podría considerar el estudio del espacio público del barrio de San José, como espacio de lucha material y simbólica, a partir de las propuestas de Pierre Bourdieu quien cuestiona cómo se articulan lo económico y lo simbólico en los procesos de reproducción, diferenciación y construcción del poder.

¿Hasta qué punto la aplicación de los criterios de la gentrification, como una nueva manera de dar sentido a los centros históricos y barrios típicos de las ciudades de Iberoamérica, es respetuosa de las expresiones locales o es una imposición que pretende resignificar el espacio público de acuerdo con criterios hegemónicos? La reflexión en torno a los usos del patrimonio cultural y la construcción simbólica de las ciudades a partir del consumo cultural es un ejercicio urgente en México para conocer cómo el campo cultural-en este caso, el patrimonio-puede ser un espacio de lucha por la apropiación del capital simbólico; de qué manera los proyectos de revitalización o remodelación de los espacios públicos reproducen los procesos de hibridación cultural, resultado de la modernidad.

Se requiere regionalizar las políticas culturales y centrar el debate y diseño de las mismas en lo local, para lograr insertarse en el diálogo global en condiciones de igualdad; así como cuestionar si los procesos como el de ennoblecimiento o sofisticación del espacio público, son procesos de construcción simbólica desde la hegemonía económica. En el caso de la ciudad de Xalapa, ejemplos como el de la Plaza Gastronómica San José, podrían seguirse en otros lugares de la ciudad, ¿por qué no formular proyectos  propios a partir de la ciudadanía?
En 1962, la socióloga británica Ruth Glass empleó por primera vez el término gentrification para designar el proceso de reocupación y elitización de antiguos barrios del centro de Londres; se trata de un  proceso de transformación urbana en que la población original de un sector o barrio deteriorado es desplazada por otra de mayor nivel económico. Su principal efecto es que las clases populares van desalojando el área para que se pueda llevar a cabo la transformación de la misma y, en muchos casos, sus viviendas son sustituidas por otras que, renovadas, son ocupadas por personas de un mayor nivel socioeconómico. Si bien en este caso la gentrification no tuvo consecuencias en las viviendas del barrio, sí desalojó a los locatarios del mercado.

Así, dice Rogerio Proenca Leite (Nivón y Rosas Mantecón: 2010): “Hay un aspecto que parece consensual entre los estudiosos del asunto: espacios ennoblecidos o sofisticados resultan casi siempre en alteraciones sustanciales de usos y de usuarios (ya sea mediante procesos inductivos o no) y que a la vez implican de modo invariable demarcaciones socioespaciales excluyentes. Esas fronteras modernas, muchas veces basadas en patrones de consumo, tienen fuerte resonancia política: en general, implican la creación de nichos espaciales para nuevos modo de vida urbanos, a menudo con fundamento en postulados de excesiva seguridad pública, acompañados de una no siempre discreta discriminación socioeconómica.”

La ciudad de Xalapa vive dos procesos que se han presentado como  “revitalización urbana” y que en el contexto de la posmodernidad obedecen, fundamentalmente, a criterios económicos, desplazando prácticas tradicionales. Si bien, la ciudad capital ha ganado espacios públicos con la Plaza Gastronómica San José y el corredor cultural Carlos Fuentes, la intervención en dichos espacios ha modificado sus usos, resignificándolos para la población de Xalapa, al introducir nuevos usos y consumos de bienes culturales.

En este sentido, y para comprender mejor el proceso de gentrification habrá que recurrir a lo propuesto por el teórico Néstor Garcdía Canclini, quien para entender los procesos de mestizaje o hibridación cultural ha construido el término hibridación: “La hibridación sociocultural no es una simple mezcla de estructuras o prácticas sociales discretas, puras, que existían en forma separada y, al combinarse, generan nuevas estructuras y nuevas prácticas. A veces esto ocurre de modo no planeado o es el resultado imprevisto de procesos migratorios, turísticos o de intercambio económico o comunicacional. Pero con frecuencia la hibridación surge del intento de reconvertir un patrimonio (una fábrica, una capacitación profesional, un conjunto de saberes y técnicas) para reinsertarlo en nuevas condiciones de producción y mercado” (José Manuel Valenzuela Arce: 2003).

Sin duda, la revitalización del barrio de San José es una estrategia de gentrification que pretende, a través de la creación de la Plaza Gastronómica San José, resignificar el uso del espacio público con fines comerciales en un proceso de hibridación del consumo cultural.



Bibiografía
García Canclini, Néstor, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad”, Grijalbo, México, 2004.

Valenzuela Arce, José Manuel (coordinador), Los estudios culturales en México, Fondo de Cultura Económica, México, 2003.

Nivón, Eduardo y Rosas mantecón, Ana (coordinadores), Gestionar el patrimonio en tiempos de globalización, Universidad Autónoma Metropolitana y Juan Pablo Editores, México, 2010.



Referencias
(Fecha de consulta: 3/04/2013)

(Fecha de consulta: 3/04/2013)

viernes, 5 de abril de 2013

Ecos tardíos del foro "México con Educación (Cultura, Ciencia y Deporte) de calidad para todos"

Lourdes Hernández Quiñones

I. Los intelectuales y el poder. Antes de los gobiernos panistas, se podía identificar a algún intelectual o grupo de intelectuales con el presidente en turno. Recuérdese  a Octavio Paz y el grupo Vuelta; Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín. Afortunadamente siempre han existido voces independientes como las muy añoradas de Carlos Monsivais y Carlos Fuentes, críticos, de sabrosa ironía, cuya inteligencia permitía observar el ejercicio del poder desde la palabra. ¿Quién será el intelectual que acompañe a Peña Nieto en su gestión presidencial? Da la impresión que serán ahora las figuras mediáticas quienes ocuparán el lugar que antes correspondió a la intelectualidad de México. Durante el foro de Boca del Río asomaron la escritora Guadalupe Loaeza, el periodista Raúl Cremoux quien ahora se desempeña como director del Canal 22; José Carreño Carlón, Director del Fondo de Cultura Económica; Jaime Labastida, Director de la Editorial Siglo XXI.

II. En el presidium  del panel Artes y Cultura, no hubo ningún creador. Afortunadamente la figura del gestor cultural estuvo muy bien representada por la doctora Lucina Jiménez; por lo que toca a la intelectualidad, se esperaba la presencia de Enrique Florescano, historiador, quien por cuestiones de salud no pudo estar en el evento pero envió su ponencia que fue leida por Alejandro Mariano, Director del Instituto Veracruzano de la Cultura. ¿Y los creadores?

III. El tema del fomento a la lectura y el libro estuvo presente en los discursos de ese día. Cuando Rafael Tovar y de Teresa fue Presidente de Conaculta dio inicio el programa de ferias del libro en el país. El próximo año se cumplirán 25 años de esa iniciativa que buscaba sembrar la semilla de la lectura. Valdría la pena hacer una reflexión de qué es lo que sucede con ese tema a casi un cuarto de siglo de existencia. Tova y de Teresa sabe de qué se trata.

jueves, 4 de abril de 2013

Fragmentos del Foro "México con Educación (Cultura, deporte y Anexos) de calidad para todos" para la construcción del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018

Algunos momentos en torno a la cultura en Boca del Río, Veracruz
(Escritos desde la capital de Veracruz: Xalapa)

Lourdes Hernández Quiñones

I. Jaime Labastida, dio el mensaje general sobre el sector de las artes durante la sesión plenaria con la que dio inicio el Foro en torno a la Educación (Ciencia, Cultura y Deporte). Un texto literario, si bien incluía propuestas que pueden ser parte de fundamento que nutra el tema de la cultura en el Plan Nacional de Desarrollo y algunas líneas temáticas para iniciar la construcción de políticas culturales. Las referencias a la necesidad de fortalecer las acciones dirigidas a la promoción de la cultura y la edición de libros asomaron por supuesto en las palabras del poeta que alguna vez formó parte del grupo La espiga Amotinada. Su intervención incluyó una crítica sobre el gasto excesivo para el proyecto enciclomedia y una solicitud: que se investigue el uso de los recursos en este programa.

II. La mesa temática de Cultura y Artes trató varios asuntos muy generales, como lo refirió Rafael de Tovar y de Teresa al cerrar el panel; el funcionario, coordinador de esta sesión, ya había advertido al dar inicio que no se haría uso de la palabra. Sin embargo, una pregunta de los asistentes logró que definiera que las políticas culturales del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes seguirán siendo las que ya están trazadas desde administraciones pasadas, lo que se modificará será el cómo y el para qué. Tal afirmación deja abierta la posibilidad de reflexionar sobre el quehacer cultural en México y estar atentos para participar en los foros regionales que sobre el tema habrán de efectuarse en el país. Es necesario que se escuche la voz de las diversas regiones y que las acciones locales trasciendan hacia una mirada del mundo y hacia el mundo.

III. Algunas preocupaciones en torno al patrimonio histórico y arqueológico fueron manifestadas por Xavier Cortés Rocha, quien dejó planteada la urgencia de revisar la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos. El tema es fundamental y habrá que considerar en su revisión la urgente necesidad de tratar lo referente al patrimonio del siglo veinte, responsabilidad del Instituto Nacional de Bellas Artes, dependencia que no cuenta con delegaciones regionales en las diversas entidades del país.

IV.José Ignacio Echeverría Ortega, de la Cámara Nacional de la Industria Editorial se refirió a las industrias culturales y centró parte de sus propuestas en torno a la necesidad de implementar las acciones necesarias para que la Ley de Fomento al Libro y la Lectura opere en el país.

V. De refilón, una pregunta de los asistentes, obligó a los participantes en la mesa, a tratar el asunto del presupuesto para el sector cultural y la construcción de indicadores que permitan evaluar el desarrollo de la cultura.  Se dijo que el uno por ciento del Producto Interno Bruto es lo que la UNESCO ha sugerido destinar a la cultural.

VI. Quedaron muchos-todos-temas pendientes. Y muchas preguntas. Entre ellas, ¿qué hace el Instituto Veracruzano de la Cultura en la Secretaría de Turismno, Cultura y Cinematografía? Se requiere que el ejecutivo de la entidad haga un análisis del tema. Basta con mirar el evento de ayer, para ver dónde se encuentra ubicada la cultura. Se trata de incorporarla a los procesos formativos de nuestros niños y jóvenes no sólo para la creación de nuevos públicos, sino para vivir la cultura y contribuir así al desarrollo del país. Y no son sólo palabrerías.





lunes, 28 de enero de 2013

Identidad (es) mercadológica

De la transformación de las fiestas populares a espectáculos mediáticos

Lourdes Hernández Quiñones

A unos días de que inicien las fiestas populares de La Candelaria, en honor a la vírgen del mismo nombre en la población de Tlacotalpan, en Veracruz (México), muchos corazones lloran por la pérdida de una fiesta del pueblo. Ya no es lo mismo, ahora en la cartelera se han introducido a la par del Encuentro de Jaraneros y decimistas-raíz de esta celebración-nombres de cantantes promovidos por las televisoras comerciales. Pareciera que se trata de ahogar a las fiestas populares para promover el turismo masivo, exclusivamente por el interés de los recursos económicos y no por la trascendencia de las manifestaciones culturales que contribuyen a la construcción y reconstrucción de las identidades que habitan este territorio mexicano.

Claro que no está mal que se pretenda hacer de las fiestas, actividades autosustentables. Pero lo cierto es que las fiestas populares, por pertenecer al corazón de sus habitantes, sobreviven gracias a ellos y no por la participación de las autoridades. Desde que la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado de Veracruz asomó en la organización de estas festividades, se transformaron en lo que no son: espectáculos mediáticos que pretenden vender la imagen acartonada y maquillada de una población.

El turismo cultural debe tener como premisa el respeto a los pobladores, a sus modos de vida,  a sus tradiciones. ¿De qué sirve que lleguen miles de turistas a Tlacotalpan? La infraestructura turística es inadecuada: la ciudad no cuenta con suficientes servicios de hotelería ni de gastronomía para dar respuesta a toda la demanda. La llegada de tantos visitantes daña su patrimonio cultural. Y, principalmente,  atenta contra la celebración original que ha tenido que "adecuarse" a ciertos requerimientos para la obtención de apoyos económicos. Así, la apacible ciudad de Tlacotalpan, orgullosa por su arquitectura, sus hombres y mujeres, sus bordados y tejidos, su laudería, y mucho más manifestaciones culturales, se pierde durante cuatro días en la invasión comercial que inunda sus calles.

El dilema de la (im)posible convivencia entre tradición y modernidad. Ojalá que esta inundación de lo ajeno no provoque el mismo daño que las aguas del río hace dos años y medio.