jueves, 2 de mayo de 2013

La resignificación del espacio público en la ciudad de Xalapa: la gentrification del mercado del barrio de San José.


Lourdes Hernández Quiñones

Xalapa, la capital del estado de Veracruz era, hasta hace diez años, el sitio ideal para vivir pues no sobrepasaba el medio millón de habitantes. Ubicada a mil 417 metros sobre el nivel del mar; cercana al Puerto de Veracruz, próxima a la ciudad de Puebla y la Ciudad de México, Xalapa tiene presente en su ambiente una humedad constante que hace asomar en los días de invierno la neblina; entonces, las nubes caminan por sus calles y envuelven a los habitantes de la capital del estado de Veracruz, quienes se guardan en sus casas. De allí viene ese carácter del xalapeño, su gusto por las artes, particularmente las letras, la música, la pintura, y un orgullo por su patrimonio cultural.

En ese contexto, y cercana a celebrar los 700 años de su fundación, Xalapa enfrenta ahora los embates de un proyecto modernizador a la par de un crecimiento anárquico y permanente. Es la ciudad con mayor número de vehículos en México- proporcionalmente y de acuerdo con el número de sus habitantes-, y su población alcanza los 900 mil habitantes. Trazada, originalmente, como una ciudad de calles angostas, pues se caracterizó por ser una ciudad comercial, pero no industrial, además de la orografía propia de su ubicación, tiene como una de sus problématicas más urgentes de atender el caos vial, los servicios de agua potable y alcantarillado, los servicios de salud y vivienda. Parece increíble, pero no es extraño en México, en Xalapa no han existido políticas de desarrollo urbano que permitan dar al crecimiento de la ciudad un rostro humano. Sin embargo, dos factores han logrado conciliar la vida en esta ciudad: el desarrollo de la cultura y las artes, y el carácter amable y dispuesto a la conversación del xalapeño. La plática en torno a una taza de café-uno de los productos de esta región-es habitual por las mañanas y las tardes, en muchos de los pequeños comercios que ofrecen esta deliciosa y aromática bebida.

Así, mirando hacia el sur con la esperanza de llegar al mar, y hacia el norte para llegar al altiplano, los habitantes de la ciudad de Xalapa han visto modificaciones en la fisonomía de su ciudad. En ese tenor, las dos recientes administraciones municipales de Xalapa 2007-2010 y 2010-2013, desarrollaron  proyectos con el propósito de “revitalizar el centro histórico de Xalapa, mejorar la calidad de vida y la seguridad ciudadana.”(1)  Estos son la Plaza Gastronómica San José y el Corredor Cultural Carlos Fuentes.

En esta ocasión nos vamos a referir al primero. Se trata de un proyecto de desarrollo  urbano en un espacio público relevante para el imaginario colectivo, por el significado que guarda para los xalapeños del barrio de San José, uno de los cuatro barrios originales de la ciudad capital: Techacapa. El Mercado Alcalde y García ubicado en el Centro Histórico de Xalapa, ha sido un lugar tradicional de comercio; además de ofertar en sus instalaciones, frutas, verduras, tortillas y flores, y contar con pequeñas fondas donde se ofrece comida; paralelamente,  los jueves de cada semana, desde hace más de cincuenta años, se reúnen en su explanada comerciantes y productores que llegan de distintas regiones cercanas a esta ciudad para vender sus productos. En el año 2010 las autoridades municipales decidieron suprimir las bodegas del mercado-argumentaron que era necesario desalojar el centro de tanto vehículo pesado-y transfirieron a los comerciantes, dueños de estas bodegas, a una Central de Abastos ubicada en la periferia de Xalapa. Más tarde se dio a conocer el proyecto de la Plaza Gastronómica San José, que bajo el pretexto de revitalizar ese barrio, planteó ocupar las bodegas que ya no tenían uso con restaurantes y locales de comida de franquicias regionales.
Lo cierto es que en su concepción y desarrollo el proyecto de la Plaza Gastronómica San José otorgó poca importancia a los conceptos de patrimonio cultural, bienes culturales, uso y consumo cultural, y al espacio público como productor de significados. De esta manera su formulación obedeció fundamentalmente a intereses económicos que se encauzaron en un primer momento con la creación de la Plaza Gastronómica-de acuerdo con el término inglés-a la gentrification (García Canclini, Néstor y Rosas mantecón, Ana: 2010) del espacio público, que se entiende como el ennoblecimiento o la sofisticación del mismo. Dos años después-quizás como un contrapeso político y para legitimar la acción municipal-durante la remodelación del mercado Alcalde y García se incluyó a las artes al interior del recinto, en este caso pinturas de gran formato, en los que se retrató a algunos de los locatarios del mercado. En ese sentido, valga la pena retomar lo señalado por Fernando Carrión (2), quien afirma que el espacio público construye identidades bajo la forma de la pertenencia y la función, que muchas veces se da en contradicción. En el barrio de San José,  las identidades de pertenencia serían las correspondientes a los locatarios del mercado, como usuarios del mismo, y las de los habitantes del lugar; y las de función, las de los propietarios de los locales de la Plaza Gastronómica. ¿Hasta qué punto fue posible conciliar ambas identidades, ambos intereses? En este sentido, se podría considerar el estudio del espacio público del barrio de San José, como espacio de lucha material y simbólica, a partir de las propuestas de Pierre Bourdieu quien cuestiona cómo se articulan lo económico y lo simbólico en los procesos de reproducción, diferenciación y construcción del poder.

¿Hasta qué punto la aplicación de los criterios de la gentrification, como una nueva manera de dar sentido a los centros históricos y barrios típicos de las ciudades de Iberoamérica, es respetuosa de las expresiones locales o es una imposición que pretende resignificar el espacio público de acuerdo con criterios hegemónicos? La reflexión en torno a los usos del patrimonio cultural y la construcción simbólica de las ciudades a partir del consumo cultural es un ejercicio urgente en México para conocer cómo el campo cultural-en este caso, el patrimonio-puede ser un espacio de lucha por la apropiación del capital simbólico; de qué manera los proyectos de revitalización o remodelación de los espacios públicos reproducen los procesos de hibridación cultural, resultado de la modernidad.

Se requiere regionalizar las políticas culturales y centrar el debate y diseño de las mismas en lo local, para lograr insertarse en el diálogo global en condiciones de igualdad; así como cuestionar si los procesos como el de ennoblecimiento o sofisticación del espacio público, son procesos de construcción simbólica desde la hegemonía económica. En el caso de la ciudad de Xalapa, ejemplos como el de la Plaza Gastronómica San José, podrían seguirse en otros lugares de la ciudad, ¿por qué no formular proyectos  propios a partir de la ciudadanía?
En 1962, la socióloga británica Ruth Glass empleó por primera vez el término gentrification para designar el proceso de reocupación y elitización de antiguos barrios del centro de Londres; se trata de un  proceso de transformación urbana en que la población original de un sector o barrio deteriorado es desplazada por otra de mayor nivel económico. Su principal efecto es que las clases populares van desalojando el área para que se pueda llevar a cabo la transformación de la misma y, en muchos casos, sus viviendas son sustituidas por otras que, renovadas, son ocupadas por personas de un mayor nivel socioeconómico. Si bien en este caso la gentrification no tuvo consecuencias en las viviendas del barrio, sí desalojó a los locatarios del mercado.

Así, dice Rogerio Proenca Leite (Nivón y Rosas Mantecón: 2010): “Hay un aspecto que parece consensual entre los estudiosos del asunto: espacios ennoblecidos o sofisticados resultan casi siempre en alteraciones sustanciales de usos y de usuarios (ya sea mediante procesos inductivos o no) y que a la vez implican de modo invariable demarcaciones socioespaciales excluyentes. Esas fronteras modernas, muchas veces basadas en patrones de consumo, tienen fuerte resonancia política: en general, implican la creación de nichos espaciales para nuevos modo de vida urbanos, a menudo con fundamento en postulados de excesiva seguridad pública, acompañados de una no siempre discreta discriminación socioeconómica.”

La ciudad de Xalapa vive dos procesos que se han presentado como  “revitalización urbana” y que en el contexto de la posmodernidad obedecen, fundamentalmente, a criterios económicos, desplazando prácticas tradicionales. Si bien, la ciudad capital ha ganado espacios públicos con la Plaza Gastronómica San José y el corredor cultural Carlos Fuentes, la intervención en dichos espacios ha modificado sus usos, resignificándolos para la población de Xalapa, al introducir nuevos usos y consumos de bienes culturales.

En este sentido, y para comprender mejor el proceso de gentrification habrá que recurrir a lo propuesto por el teórico Néstor Garcdía Canclini, quien para entender los procesos de mestizaje o hibridación cultural ha construido el término hibridación: “La hibridación sociocultural no es una simple mezcla de estructuras o prácticas sociales discretas, puras, que existían en forma separada y, al combinarse, generan nuevas estructuras y nuevas prácticas. A veces esto ocurre de modo no planeado o es el resultado imprevisto de procesos migratorios, turísticos o de intercambio económico o comunicacional. Pero con frecuencia la hibridación surge del intento de reconvertir un patrimonio (una fábrica, una capacitación profesional, un conjunto de saberes y técnicas) para reinsertarlo en nuevas condiciones de producción y mercado” (José Manuel Valenzuela Arce: 2003).

Sin duda, la revitalización del barrio de San José es una estrategia de gentrification que pretende, a través de la creación de la Plaza Gastronómica San José, resignificar el uso del espacio público con fines comerciales en un proceso de hibridación del consumo cultural.



Bibiografía
García Canclini, Néstor, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad”, Grijalbo, México, 2004.

Valenzuela Arce, José Manuel (coordinador), Los estudios culturales en México, Fondo de Cultura Económica, México, 2003.

Nivón, Eduardo y Rosas mantecón, Ana (coordinadores), Gestionar el patrimonio en tiempos de globalización, Universidad Autónoma Metropolitana y Juan Pablo Editores, México, 2010.



Referencias
(Fecha de consulta: 3/04/2013)

(Fecha de consulta: 3/04/2013)