Lourdes Hernández Quiñones
Xalapa, la capital del
estado de Veracruz era, hasta hace diez años, el sitio ideal para vivir pues no
sobrepasaba el medio millón de habitantes. Ubicada a mil 417 metros sobre el
nivel del mar; cercana al Puerto de Veracruz, próxima a la ciudad de Puebla y
la Ciudad de México, Xalapa tiene presente en su ambiente una humedad constante
que hace asomar en los días de invierno la neblina; entonces, las nubes caminan
por sus calles y envuelven a los habitantes de la capital del estado de
Veracruz, quienes se guardan en sus casas. De allí viene ese carácter del
xalapeño, su gusto por las artes, particularmente las letras, la música, la
pintura, y un orgullo por su patrimonio cultural.
En ese contexto, y cercana a
celebrar los 700 años de su fundación, Xalapa enfrenta ahora los embates de un
proyecto modernizador a la par de un crecimiento anárquico y permanente. Es la
ciudad con mayor número de vehículos en México- proporcionalmente y de acuerdo
con el número de sus habitantes-, y su población alcanza los 900 mil
habitantes. Trazada, originalmente, como una ciudad de calles angostas, pues se
caracterizó por ser una ciudad comercial, pero no industrial, además de la
orografía propia de su ubicación, tiene como una de sus problématicas más
urgentes de atender el caos vial, los servicios de agua potable y
alcantarillado, los servicios de salud y vivienda. Parece increíble, pero no es
extraño en México, en Xalapa no han existido políticas de desarrollo urbano que
permitan dar al crecimiento de la ciudad un rostro humano. Sin embargo, dos
factores han logrado conciliar la vida en esta ciudad: el desarrollo de la
cultura y las artes, y el carácter amable y dispuesto a la conversación del
xalapeño. La plática en torno a una taza de café-uno de los productos de esta
región-es habitual por las mañanas y las tardes, en muchos de los pequeños
comercios que ofrecen esta deliciosa y aromática bebida.
Así, mirando hacia el sur
con la esperanza de llegar al mar, y hacia el norte para llegar al altiplano,
los habitantes de la ciudad de Xalapa han visto modificaciones en la fisonomía
de su ciudad. En ese tenor, las dos recientes administraciones municipales de
Xalapa 2007-2010 y 2010-2013, desarrollaron
proyectos con el propósito de “revitalizar el centro histórico de
Xalapa, mejorar la calidad de vida y la seguridad ciudadana.”(1) Estos son la Plaza Gastronómica San José y el
Corredor Cultural Carlos Fuentes.
En esta ocasión nos vamos a
referir al primero. Se trata de un proyecto de desarrollo urbano en un espacio público relevante para
el imaginario colectivo, por el significado que guarda para los xalapeños del
barrio de San José, uno de los cuatro barrios originales de la ciudad capital:
Techacapa. El Mercado Alcalde y García ubicado en el Centro Histórico de
Xalapa, ha sido un lugar tradicional de comercio; además de ofertar en sus
instalaciones, frutas, verduras, tortillas y flores, y contar con pequeñas
fondas donde se ofrece comida; paralelamente, los jueves de cada semana, desde hace más de
cincuenta años, se reúnen en su explanada comerciantes y productores que llegan
de distintas regiones cercanas a esta ciudad para vender sus productos. En el
año 2010 las autoridades municipales decidieron suprimir las bodegas del
mercado-argumentaron que era necesario desalojar el centro de tanto vehículo
pesado-y transfirieron a los comerciantes, dueños de estas bodegas, a una
Central de Abastos ubicada en la periferia de Xalapa. Más tarde se dio a
conocer el proyecto de la Plaza Gastronómica San José, que bajo el pretexto de
revitalizar ese barrio, planteó ocupar las bodegas que ya no tenían uso con
restaurantes y locales de comida de franquicias regionales.
Lo cierto es que en su
concepción y desarrollo el proyecto de la Plaza Gastronómica San José otorgó
poca importancia a los conceptos de patrimonio cultural, bienes culturales, uso
y consumo cultural, y al espacio público como productor de significados. De
esta manera su formulación obedeció fundamentalmente a intereses económicos que
se encauzaron en un primer momento con la creación de la Plaza Gastronómica-de
acuerdo con el término inglés-a la gentrification
(García Canclini, Néstor y Rosas mantecón, Ana: 2010) del espacio público, que
se entiende como el ennoblecimiento o la sofisticación del mismo. Dos años
después-quizás como un contrapeso político y para legitimar la acción municipal-durante
la remodelación del mercado Alcalde y García se incluyó a las artes al interior
del recinto, en este caso pinturas de gran formato, en los que se retrató a
algunos de los locatarios del mercado. En ese sentido, valga la pena retomar lo
señalado por Fernando Carrión (2), quien afirma que el espacio público
construye identidades bajo la forma de la pertenencia y la función, que muchas
veces se da en contradicción. En el barrio de San José, las identidades de pertenencia serían las
correspondientes a los locatarios del mercado, como usuarios del mismo, y las
de los habitantes del lugar; y las de función, las de los propietarios de los
locales de la Plaza Gastronómica. ¿Hasta qué punto fue posible conciliar ambas
identidades, ambos intereses? En este sentido, se podría considerar el estudio
del espacio público del barrio de San José, como espacio de lucha material y
simbólica, a partir de las propuestas de Pierre Bourdieu quien cuestiona cómo
se articulan lo económico y lo simbólico en los procesos de reproducción,
diferenciación y construcción del poder.
¿Hasta qué punto la
aplicación de los criterios de la gentrification,
como una nueva manera de dar sentido a los centros históricos y barrios típicos
de las ciudades de Iberoamérica, es respetuosa de las expresiones locales o es
una imposición que pretende resignificar el espacio público de acuerdo con
criterios hegemónicos? La reflexión en torno a los usos del patrimonio cultural
y la construcción simbólica de las ciudades a partir del consumo cultural es un
ejercicio urgente en México para conocer cómo el campo cultural-en este caso,
el patrimonio-puede ser un espacio de lucha por la apropiación del capital
simbólico; de qué manera los proyectos de revitalización o remodelación de los
espacios públicos reproducen los procesos de hibridación cultural, resultado de
la modernidad.
Se requiere regionalizar las
políticas culturales y centrar el debate y diseño de las mismas en lo local,
para lograr insertarse en el diálogo global en condiciones de igualdad; así
como cuestionar si los procesos como el de ennoblecimiento o sofisticación del
espacio público, son procesos de construcción simbólica desde la hegemonía
económica. En el caso de la ciudad de Xalapa, ejemplos como el de la Plaza
Gastronómica San José, podrían seguirse en otros lugares de la ciudad, ¿por qué
no formular proyectos propios a partir
de la ciudadanía?
En 1962, la socióloga
británica Ruth Glass empleó por primera vez el término gentrification para designar el proceso de reocupación y
elitización de antiguos barrios del centro de Londres; se trata de un proceso de transformación urbana en que la
población original de un sector o barrio deteriorado es desplazada por otra de
mayor nivel económico. Su principal efecto es que las clases populares van
desalojando el área para que se pueda llevar a cabo la transformación de la
misma y, en muchos casos, sus viviendas son sustituidas por otras que,
renovadas, son ocupadas por personas de un mayor nivel socioeconómico. Si bien
en este caso la gentrification no
tuvo consecuencias en las viviendas del barrio, sí desalojó a los locatarios
del mercado.
Así, dice Rogerio Proenca
Leite (Nivón y Rosas Mantecón: 2010): “Hay un aspecto que parece consensual
entre los estudiosos del asunto: espacios ennoblecidos o sofisticados resultan
casi siempre en alteraciones sustanciales de usos y de usuarios (ya sea
mediante procesos inductivos o no) y que a la vez implican de modo invariable
demarcaciones socioespaciales excluyentes. Esas fronteras modernas, muchas
veces basadas en patrones de consumo, tienen fuerte resonancia política: en
general, implican la creación de nichos espaciales para nuevos modo de vida
urbanos, a menudo con fundamento en postulados de excesiva seguridad pública,
acompañados de una no siempre discreta discriminación socioeconómica.”
La ciudad de Xalapa vive dos
procesos que se han presentado como
“revitalización urbana” y que en el contexto de la posmodernidad
obedecen, fundamentalmente, a criterios económicos, desplazando prácticas
tradicionales. Si bien, la ciudad capital ha ganado espacios públicos con la
Plaza Gastronómica San José y el corredor cultural Carlos Fuentes, la intervención
en dichos espacios ha modificado sus usos, resignificándolos para la población
de Xalapa, al introducir nuevos usos y consumos de bienes culturales.
En este sentido, y para comprender mejor el proceso de gentrification habrá que recurrir a lo
propuesto por el teórico Néstor Garcdía Canclini, quien para entender los
procesos de mestizaje o hibridación cultural ha construido el término
hibridación: “La hibridación sociocultural no es una simple mezcla de
estructuras o prácticas sociales discretas, puras, que existían en forma
separada y, al combinarse, generan nuevas estructuras y nuevas prácticas. A
veces esto ocurre de modo no planeado o es el resultado imprevisto de procesos
migratorios, turísticos o de intercambio económico o comunicacional. Pero con
frecuencia la hibridación surge del intento de reconvertir un patrimonio (una
fábrica, una capacitación profesional, un conjunto de saberes y técnicas) para
reinsertarlo en nuevas condiciones de producción y mercado” (José Manuel
Valenzuela Arce: 2003).
Sin duda, la revitalización del barrio de San José es una
estrategia de gentrification que
pretende, a través de la creación de la Plaza Gastronómica San José,
resignificar el uso del espacio público con fines comerciales en un proceso de
hibridación del consumo cultural.
Bibiografía
García Canclini, Néstor, Culturas híbridas. Estrategias para
entrar y salir de la modernidad”, Grijalbo, México, 2004.
Valenzuela Arce, José Manuel (coordinador), Los estudios culturales en México, Fondo de Cultura Económica,
México, 2003.
Nivón, Eduardo y Rosas mantecón, Ana (coordinadores), Gestionar el
patrimonio en tiempos de globalización, Universidad Autónoma Metropolitana y
Juan Pablo Editores, México, 2010.
Referencias
(Fecha de consulta: 3/04/2013)
(Fecha de
consulta: 3/04/2013)
1 comentario:
Esta transformación del mercado de San José me remite a un pequeño libro editado por la UV, "Vida y milagros en San José" del Dr. Alfonso Gorbea Soto, donde retrata la cotidianidad de los vecinos del barrio; ahora despojado de ese encanto xalapeño.
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