Lourdes Hernández Quiñones
(Comentario editorial del lunes 27 de febrero de 2017 en el Programa Irradia de Radio Más, conducido por Manuel Vásquez e Ileana Quiroz)
¿Por
qué reflexionar en torno al centenario de la Constitución Mexicana de 1917 y el
Derecho a la Cultura? Son días de carnaval en los que el ánimo y la atención se
distraen en la fiesta y la celebración. Sin embargo, termina el mes de febrero
y no quisiera dejar pasar la ocasión para hacer referencia al centenario de
nuestra constitución y su relación con la Cultura.
El
Derecho a la Cultura incluido en el año 2009 cuando fuera reformado el artículo
4º constitucional surge tarde en nuestra carta magna, sobre todo si
consideramos que el derecho a la educación especificado en el artículo 3º data
de hace mucho tiempo y es, inclusive, anterior a la constitución de 1917.
Gracias al mandato de brindar educación laica y gratuita a la población,
nuestro país pudo empezar a construir una nueva nación en la que el derecho de
leer y escribir no estuviera restringido para unos cuantos como había ocurrido
durante varios siglos. El artículo 3º permitió que emergiera un nuevo rostro en
el país y un mayor compromiso del Estado en relación con los servicios
educativos.
No fue así con la cultura. Apenas en
1999 la diputada y actriz María Rojo presentaría la iniciativa para incluir el
Derecho a la Cultura en la Constitución Mexicana, pero no sería sino diez años
después, en el año 2009, cuando sería aprobada la iniciativa que reformaría al
artículo 4º quedando de la manera siguiente:
“Toda
persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y
servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus
derechos culturales. El estado promoverá los medios para la difusión y
desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus
manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. La ley
establecerá los mecanismos para el acceso y participación a cualquier
manifestación cultural”.
Me
parece que en el caso de la cultura su incorporación como derecho en la Carta Magna
en el año 2009 fue resultado de la presión de intelectuales e integrantes de la
comunidad artística y cultural que tomaron como punto de partida la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, de 1948, que hace referencia a los derechos
culturales en dos de sus artículos.
En
el caso del derecho a una educación laica y gratuita, tal precepto permitió
ampliar la oferta educativa en nuestro país una vez finalizada la revolución
mexicana, a lo largo del siglo veinte. Es decir, el derecho constitucional dio
lugar a la acción constitucional. No es así en el caso de la cultura, pues
afortunadamente gozamos de los servicios y bienes culturales antes de que estos
pudieran estar garantizados por la constitución, de tal manera que la acción
lleva al derecho constitucional. Y aunque ello pareciera una afirmación sin
sentido, algo así como qué fue primero el huevo o la gallina, considero que no
hace sino reafirmar la gran relevancia de la cultura como una construcción
simbólica que se vive cotidianamente y de manera natural, permitiéndonos transitar
el siglo XXI en un contexto de diversidad, definiendo rutas y senderos
culturales.
Faltan,
desde luego, muchas consideraciones y condiciones para hacer realidad el
párrafo 9º del artículo 4º de la Constitución Mexicana, pues el derecho se
refiere principalmente a la posibilidad de disfrutar de los bienes y servicios
culturales que presta el Estado y, lamentablemente, existen todavía muchas
comunidades donde no se cuenta con los mismos. Por otro lado, aún no se cuenta
con la Ley de Cultura que deberá señalar los preceptos para garantizar los
derechos culturales establecidos en la constitución. A partir del inicio de
este año, se constituyó un grupo de expertos que se encuentran trabajando en la
iniciativa de Ley, pero todavía es asignatura pendiente.
Habrá
que agregar que en Veracruz se cuenta desde el año 2010, con la Ley para el
Desarrollo Cultural del Estado que no cuenta todavía con la Ley Reglamentaria
por lo que no ha podido entrar en vigor. Ahora habrá que esperar a la Ley de
Cultura federal. Y convocar a todas las musas y a los presupuestos
correspondientes para que al sector cultural se le dé el trato que merece,
desde la perspectiva de los derechos culturales.