lunes, 27 de marzo de 2017

Día Mundial del Teatro


Lourdes Hernández Quiñones
(Comentario editorial del lunes 27 de marzo de 2017 en el Programa Irradia de Radio Más, conducido por Manuel Vásquez e Ileana Quiroz)
Hoy celebramos el Día Mundial del Teatro, instaurado en 1961 por iniciativa del Instituto Internacional del Teatro (ITI). En ese contexto, cada año se da a conocer un mensaje de algún autor, director, actor o actriz de teatro. Este año el mensaje correspondió a la actriz francesa Isabelle Huppert de cuyas palabras destaco las siguientes:
“El teatro para mí es el otro, el diálogo, la ausencia de odio. La amistad entre los pueblos. No sé ahora mismo qué significa exactamente, pero creo en la comunidad, en la amistad de los espectadores y los actores, en la unión de todos a los que reúne el teatro, los que lo escriben, los que lo traducen, los que lo explican, los que lo visten, los que lo decoran, los que lo interpretan, incluso, los que van. El teatro nos protege, nos acoge... Creo de veras que nos ama... tanto como le amamos”.

Palabras de Isabelle Huppert, actriz, de las que me gustaría detenerme en aquellas que se refieren a la cualidad dialógica de la actividad teatral y que me parece encuentran su desarrollo en el encuentro que tiene lugar entre espectadores y actores; en el intercambio de ideas entre el dramaturgo y el director de teatro; entre el director y el escenógrafo; entre el escenógrafo y el iluminador. Es pues la dialógica una cualidad que nace de ser un colectivo creativo que parte de la palabra para crear la realidad escénica.

Este día me gustaría hacer mención de algunos actores (en el más amplio sentido de la palabra) fundamentales para el teatro en el estado de Veracruz, aunque me referiré a aquellos que conozco mejor en la ciudad de Xalapa. Desde la fundación de la facultad de Teatro en la Universidad Veracruzana, en 1976, la entidad ha tenido un semillero de profesionistas dedicados a construir mundos teatrales, ya sea con el respaldo de las instituciones educativas y culturales o bien desde el trabajo independiente donde asoman muchas de las mejores puestas en escena. Es necesario mencionar que parte de la problemática que se enfrenta en Veracruz tiene que ver con la falta de espacios adecuados para el desarrollo de las artes escénicas, situación que se ha buscado resolver a través de espacios independientes en los que se han adecuado pequeños foros para el desarrollo teatral.

En ese sentido habría que reconocer el trabajo de mujeres y hombres que han cedido parte de sus  espacios privados para volverlos públicos y fomentar el diálogo entre actores y actrices con el público asistente. Entre ellos mencionaré a:

Merecedes Huerta, directora teatral, quien desarrolla talleres de teatro con niños y adolescentes bajo el nombre de Literateatro y quien en la casa familiar ha construido un foro que cuenta con todos los elementos de un teatro profesional. Allí pude ver hace algunos años, la puesta en escena de Médico a palos, de Moliére, representada por un grupo de niños que irían de los 8 a los 14 años, quienes no repetían sus parlamentos sino que los comprendían y los decían con una naturalidad sorprendente, como resultado del trabajo que lleva a cabo Mercedes y que hace de estos pequeños actores unos verdaderos profesionales del teatro. Afortunadamente Literateatro ha logrado sortear las dificultades que han enfrentado muchos lugares independientes, y  sigue adelante.

Un nombre muy relevante para las artes escénicas no sólo para Veracruz, sino también para el país, es el de Abraham Oceransky, director de teatro y avecindado aquí en Xalapa desde hace ya algunos años, quien nos ha regalado puestas en escena audaces que además significan un reto para actores y actrices pues implican un trabajo de mucho compromiso y de muchas horas destinadas a la preparación física y actoral. Oceransky construyó hace algunos años el Teatro La Libertad, una carpa equipada con lo necesario para presentar no sólo sus creaciones sino también aquellas de otros grupos. Teatro La Libertad, haciendo honor a su nombre, llegó a ser un espacio de libertad para el teatro y el espectador,  en donde la calidad del quehacer escénico era garantía para los que allí asistían. Sin embargo, en el año 2016 y en la debacle del régimen de Duarte, fue otro de los espacios que se vieron afectados por la desidia de las autoridades gubernamenntales. Hasta la fecha, el maestro Oceransky, actores y actrices de la compañía teatro Studio T, y muchos de quienes  sabemos del Teatro del maestro, seguimos esperando una respuesta comprometida y honesta de las autoridades culturales. El Día Mundial del Teatro sería una fecha idónea para hacerle saber a Abraham Oceransky  que el teatro La libertad puede seguir adelante. Esa sería una verdadera celebración.

Mención aparte es la que merece el actor y director Francisco Beverido, quien desde hace ya más de veinte años, fundó  Candileja Centro de  Documentación Teatral en Xalapa, una biblioteca especializada en teatro. Paco Beverido, como buscador de tesoros, se ha dirigido por los caminos de la investigación, reuniendo documentos que dan cuenta de la distintos momentos de la historia del teatro a partir de mediados del siglo veinte, abonando a la construcción de la memoria y, con ello, a la posibilidad de reconocer el trabajo de todos aquellos que han estado involucrados en el quehacer teatral, en particular, en Veracruz.

Seguramente que en otras ciudades y municipios de Veracruz,  e inclusive, en otros estados de México, tendrán también una relación de hombres y mujeres dedicados al teatro, a quienes podremos felicitar el día de hoy, reconociendo sus aportaciones a la actividad teatral, al arte y la cultura. Hoy hemos mencionado a algunos de ellos, pero por supuesto quedan más por mencionar. Para todos ellos: ¡Feliz Día Mundial del Teatro!




lunes, 20 de marzo de 2017

De festivales e identidades


Lourdes Hernández Quiñones

(Comentario editorial del lunes 20 de marzo de 2017 en el Programa Irradia de Radio Más, conducido por Manuel Vásquez e Ileana Quiroz)

Ya en su mayoría de edad, el Festival Cumbre Tajín se realiza por décima octava ocasión en la región del Totonacapan. Y si esto se dice fácil, el desarrollo y gestión de este festival cultural ha sido tarea bastante compleja, fundamentalmente si consideramos las obscuras y terribles herencias de los pasados doce años en Veracruz que también han tenido repercusión en la organización de esta fiesta y la han colocado en la posibilidad de su cancelación.
Aún así, Cumbre Tajín ha seguido adelante. Por ello nos preguntamos ¿Cómo logra un festival cultural llegar a su décima octava edición? Me parece que el gran acierto, en este caso, ha sido el trabajo constante en la zona a través del Centro de las Artes Indígenas que ha involucrado a la población totonaca, ya sea como capacitadores o bien como asistentes a los diversos talleres  y actividades que allí se realizan; es decir, los pobladores de la zona son parte del festival de varias maneras. Así, lo que se ha realizado durante los últimos diez años en el parque takilhsukut  es una acción cultural bien fundamentada y cimentada, un ejemplo de educación artística que se hace desde la consideración de su contexto social y cultral; así, su trabajo con la comunidad totonaca ha fortalecido las bases de lo que se realiza durante el festival de forma eventual por tres o cuatro días. Esta parte, la presencia de los hombres y mujeres del lugar, es la más rica y gratificante. Claro, está la otra parte que es el show artístico en el que intervienen distintos actores y grupos artísticos, sobre todo musicales, que disfrutan muchos de los que asisten a la cumbre atraídos por el espectáculo.
Sin embargo, el festival ha llegado a su mayoría de edad, por la acción cultural promovida, entre otros, por Salomón Bazbaz, quien desde el gobierno de Miguel Alemán, ha estado presente en su organización. A través de un diálogo que me parece ha privilegiado la interculturalidad, los totonacos  y los organizadores de la cumbre han resguardado rituales, tradiciones y múltiples expresiones culturales para enseñarlas y compartirlas con aquellos asistentes interesados y emocionados por conocer y comprender nuestra cultura, a veces tan distante en la vida cotidiana de las ciudades.
Al reconocer, como lo hacen los abuelos totonacos, la existencia de tres manifestaciones patrimoniales y comunicarlo con enorme orgullo en el contexto de la cumbre y aprovechando los efectos mediáticos que ésta tiene, nos muestran una cultura viva, muy viva, que se sabe rica y diversa en comunión con el mundo que la rodea; es una riqueza patrimonial que merece la valoración de todos los que habitamos Veracruz: El Tajín, lugar sagrado; la ceremonia ritual de los voladores; y el Centro de las Artes Indígenas.
El festival Cumbre Tajín ha sabido comprender la necesidad de vincular la fiesta con la fuerza de las expresiones simbólicas para diseñar un festival que vive la tradición a la par de la modernidad, desde la cosmovisión indígena y a partir del reconocimiento de los rasgos culturales que nos dan identidad y de aquellos que se resignifican para seguir dando cohesión a los nuevos actores. Es la oportunidad de disfrutar la gastronomía: saborear tamales y bocoles; emocionarnos con el ritual de los voladores y la música que a través del tambor y la chirimía rinde culto a los cuatro puntos cardinales; rendirnos, siempre con admiración, ante los voladores que se lanzan al aire y dialogan con el viento; aprender la sabiduría de la herbolaria, de los rituales. ¿Sería difícil reproducir este mismo modelo para el desarrollo cultural de otras regiones de Veracruz?
Bien valdría la pena que la experiencia adquirida en la organización y gestión de la cumbre Tajín pudiera ser compartida. No sólo ganarían los pobladores originales de las diversas latitudes veracruzanas, sino todos los que habitamos en esta entidad, con la posibilidad de construir territorios que privilegien el diálogo y de vivir un mundo diverso que nos permita reinventarnos con cada encuentro cultural para fortalecer el tejido colectivo.
Un festival cultural como Cumbre Tajín en el que dialogan el origen y la modernidad puede ser el inicio para asegurarnos una mejor realidad vivida a partir de la cultura.